La auditoría energética obligatoria son estudios energéticos representativos de una organización donde se analizan los consumos principales y se plantean una serie de medidas de ahorro energético con el propósito de ser más eficientes a la vez que se perciben ahorros económicos.
Las medidas planteadas deben justificarse por generar ahorros energéticos significativos y unos periodos de amortización razonables. Además, no se centran exclusivamente en soluciones tecnológicas donde se sustituyen o se incorporan nuevos equipos, también se tienen en consideración medidas relacionadas con los hábitos de consumo de la empresa.
Obligatoriedad Auditorías Energéticas
Actualmente, de acuerdo con el RD 56/2016, las auditorías son obligatorias y deben realizarse transcurridos 9 meses desde la entrada en vigor para aquellas empresas con más de 250 empleados (Gran Empresa) o que tengan un volumen de negocio superior a 50 millones y que el balance general sea superior a 43 millones. Asimismo, de acuerdo con la Ley 18/2014 del 15 de octubre, pueden aplicarse sanciones de hasta 60.000 € en caso de no cumplimiento tras una inspección aleatoria. Una vez realizada la primera auditoría, es necesario realizarse otra al cuarto año y en la que debe recogerse, como mínimo, el 85 % del consumo total, además de registrarla en industria. El resto de empresas que no tienen las características que hemos comentado anteriormente, no están obligadas a realizar una auditoría energética, aunque sí es recomendable.
Actualmente, nos encontramos con el siguiente escenario: empresas que desconocen que están obligadas a realizarlas y otras que antes estaban exentas de realizarlas, pero con el cambio de normativa y la aprobación del RD 56/2016, ahora deben hacerlo.
Sin embargo, más allá de las imposiciones, es muy interesante realizar las auditorías energéticas por los beneficios que aportan. Entre ellos destacan el conocer la situación energética de la empresa, mejorar el uso racional de la energía, detectar consumos anómalos o fugas, reducir los costes de producción, mejorar la imagen corporativa, obtener certificados energéticos…
Cuáles son fases dentro de una auditoria energética obligatoria
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Documentación y planificación:
donde se recopila toda la información posible de las instalaciones como los equipos, consumos, procesos…
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Visita al inmueble:
se realiza una visita a las instalaciones para tomar mediciones, analizar los hábitos de consumo…
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Análisis del comportamiento energético:
tras recopilar toda la información previa, se analiza en detalle la situación energética de la organización.
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Propuestas de mejora:
se proponen medidas de ahorro energético justificadas y otras recomendaciones de ahorro.
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Viabilidad económica:
además de identificar cuáles son las medidas que podrían reducir el consumo de la empresa, se analiza si son económicamente viables ofreciendo plazos de amortización razonables.
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El informe:
finalmente se realiza un informe donde se resume la situación energética, se plantean las medidas de ahorro energético y un resumen ejecutivo.
Algunas de las fuentes de consumo que más se analizan en las auditorías por presentar unas medidas de ahorro sustanciales son: los sistemas de frío industrial, aire comprimido, motores eléctricos, sistemas de calefacción, climatización y ACS, aislamiento térmico, sistemas eléctricos y armónicos, control y administración, iluminación…
Por otro lado, más allá de las auditorías energéticas industriales, existen los estudios energéticos específicos, es decir, estudios energéticos centrados en un único proceso, equipo o parte de las instalaciones por tratarse de consumos representativos en comparación el resto.
Relacionado con todo lo anterior, es importante conocer las Medidas de Ahorro Energético (MAEs), son aquellas actuaciones que permiten reducir el consumo de energía con un pay-back razonablemente corto. Algunas de estas medidas tienen coste 0, como es el caso de las optimizaciones de potencia, ajustes en los horarios de funcionamiento, consignas de temperatura, volúmenes de recirculación de aire según el CO2, etc. Otras medidas son el empleo de tecnologías como el free cooling, recirculación de calor, sustitución de equipos, implantación de sistemas de gestión ISO 50001, autoconsumo, PRVE… Estos dos últimos no mejoran la eficiencia energética en sí, ya que el consumo es el mismo aunque provenga de otra fuente, pero sí permiten generar ahorros económicos y reducir las emisiones de CO2, por lo que tiene un impacto positivo directo en la Huella de Carbono.
¿Como identificar puntos de mejora mediante las Auditorías Energéticas?
Normalmente, el personal de mantenimiento de las empresas es capaz de identificar puntos de mejora de los procesos industriales. Sin embargo, no suelen ser capaces de cuantificar la medida de eficiencia energética que es conveniente implantar ni los ahorros que es capaz de generar.
La monitorización y los equipos de medida (submetering) son herramientas de gran utilidad como complemento a las auditorías energéticas porque permiten identificar consumos residuales o anómalos, picos de consumo, optimizar y realizar seguimiento del rendimiento de los equipos, automatizar procesos industriales en función de los valores medidos, calcular ratios energéticos de todo tipo y tener una visión desgranada de los consumos de las distintas líneas de producción y sectorizados. Además, teniendo el submetering e implantando un sistema de gestión energética (SGE), como es la ISO 50001, tan solo es necesaria la primera auditoría y no una cada 4 años, como hemos explicado al principio, porque equivale a realizar una auditoría continua.
Subvenciones y ayudas para Auditorías Energéticas
En cuanto a las ayudas, existen dos actuaciones por las que pueden otorgarse subvenciones: la mejora de la tecnología en equipos y procesos industriales y la implantación de sistemas de gestión energética. Para ello, debe satisfacerse la condición de reducir el consumo de energía final y las emisiones CO2, además de estar categorizado como PYME o Gran Empresa Industrial con un CNAE recogido en la convocatoria de ayudas. Los proyectos considerados son aquellos cuya inversión sea superior a 10.000 €.
La cuantía máxima subvencionable será la menor de las siguientes:
- El 30 % de la inversión del proyecto.
- Los porcentajes aplicables sobre el coste subvencionable, según el artículo 38 Reglamento (UE) Nº 651/2014, de la Comisión, de 17 de junio de 2014, son los siguientes:
- Gran empresa: 30 %
- Mediana empresa: 40 %
- Pequeña empresa: 50 %
- Un máximo de 1,5 millones de euros por proyecto.
Ha continuación exponemos varios ejemplos de clientes que han mejorado sus costes energéticos al implementar medidas de eficiencia energética.
Ejemplo 1:
Proceso: secado de pintura por horneado.
MAE: sistema de recuperación de calor en horno industrial (gases de escape) para el calentamiento de agua.
Objetivo: aprovechar la temperatura de los gases de escape en otro proceso.
Solución: instalación de un intercambiador de calor aire-agua.
Resultado: reducción del consumo de la caldera tras introducir agua ya precalentada. También aprovechable en climatización a través de fan-coils.
Ejemplo 2:
Proceso: secado de productos por combustión de gas.
MAE: sistema de recuperación de calor para apoyo del secado.
Objetivo: aprovechar la temperatura de los compresores neumáticos de la empresa como apoyo para el secado del producto.
Solución: instalación de un sistema de conductos y compuertas para el trasvase de aire impulsado por una turbina y controlado por un autómata.
Resultado: reducción del consumo de los quemadores de gas tras introducir aire ya precalentado.
Ejemplo 3:
Proceso: sistema electro-mecánico de las líneas de producción.
MAE: mejora de la eficiencia energética de los accionamientos de la planta de producción.
Objetivo: reducir el consumo de potencia activa y reactiva de los equipos.
Solución: sustitución de motores y los accionamientos por otros mejor dimensionados, más eficientes y con un mayor ciclo de vida.
Resultado: mayor clase de eficiencia de los equipos y ahorro en el consumo energético.
